Feminismo Marxista Posestructuralista y la Voz del Subalterno en el pensamiento de Gayatri Chakravorty Spivak
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Gayatri Spivak (Calcuta, 1942) es una influyente teórica
literaria, crítica cultural y feminista india. Su trabajo se caracteriza por
una compleja y a menudo desafiante combinación de feminismo marxista y
pensamiento posestructuralista, especialmente influenciada por la
deconstrucción derrideana. Se la considera una figura clave en los estudios
poscoloniales.
En su seminal ensayo "¿Puede hablar el
subalterno?" (1988), Spivak explora la problemática de la representación y
la posibilidad de que los grupos subalternos – aquellos marginados y sin acceso
a los circuitos de poder hegemónicos – puedan tener una voz audible y efectiva
dentro del sistema de dominación.
Contrario a la idea de simplemente "circular" o
"ganarse el derecho" a transitar círculos cerrados manteniendo una
posición marginal, la perspectiva de Spivak es mucho más sombría y estructural.
Ella argumenta que el subalterno, en su condición de tal, está fundamentalmente
excluido de los circuitos de poder y de los modos de discurso que permitirían
que su voz sea escuchada y comprendida dentro de esos círculos.
Su análisis, influenciado por Marx y el posestructuralismo,
señala que:
- El
sistema de dominación no es simplemente una cuestión de exclusión
individual, sino una estructura epistémica y material que activamente
silencia y niega la agencia del subalterno. Los marcos de conocimiento y
los lenguajes disponibles están inherentemente sesgados por las relaciones
de poder.
- Intentos
de "representar" al subalterno por parte de intelectuales o
élites, incluso con las mejores intenciones, a menudo terminan por
subsumir y distorsionar la voz del subalterno. Estos intentos caen
inevitablemente en la apropiación y la esencialización, homogeneizando una
realidad inherentemente heterogénea.
- La
propia categoría de "subalterno" es compleja y no unitaria.
Dentro de ella existen múltiples diferencias (clase, casta, género, etnia,
etc.) que complican aún más la posibilidad de una voz singular y
representativa.
La lectura que Spivak hace de Marx es crucial para entender
su posición. Si bien reconoce la agudeza del análisis marxista sobre la
explotación económica, ella extiende su crítica al ámbito de la representación
y el discurso.
- Spivak
se apoya en la idea marxista de la ideología como un sistema de
representaciones que legitima y reproduce las relaciones de dominación.
Para ella, esta ideología no solo opera a nivel económico, sino también a
nivel del lenguaje y el conocimiento, moldeando lo que se considera
inteligible y lo que se silencia.
- A
partir de Marx, Spivak también considera la historia como un relato
construido por los vencedores, donde las voces de los oprimidos son
sistemáticamente borradas o distorsionadas. Los subalternos quedan
relegados a la condición de objetos de la historia, en lugar de sujetos
con capacidad de agencia y discurso.
- Sin
embargo, Spivak va más allá de un análisis puramente marxista al
incorporar la perspectiva posestructuralista. Ella enfatiza la
fragmentación del sujeto y la imposibilidad de una conciencia unificada
del subalterno que pueda expresarse de manera coherente dentro de los
marcos dominantes.
La idea de "mantenerse en los bordes" no es para
Spivak una estrategia para eventualmente integrarse a los círculos cerrados,
sino más bien una posición crítica y de resistencia desde la exterioridad.
- Los
"bordes" representan los espacios donde las lógicas dominantes
son menos fijas y donde pueden surgir formas alternativas de conocimiento
y resistencia. Sin embargo, incluso estos espacios están atravesados por
las relaciones de poder.
- La
acción política para Spivak no reside en "dar voz" al subalterno
(ya que esto implica una representación problemática), sino en
desestabilizar activamente los sistemas de representación dominantes que
impiden que la multiplicidad de voces subalternas sea escuchada en sus
propios términos (si es que esa "propiedad" es siquiera
posible).
- Su
concepto de "esencialismo estratégico" sugiere que, en ciertos
contextos políticos específicos, puede ser necesario adoptar temporalmente
una identidad colectiva (por ejemplo, "mujeres del Tercer
Mundo") para lograr objetivos políticos concretos, aunque siempre con
la conciencia de la naturaleza construida y potencialmente limitante de
esa identidad.
En resumen, la posición de Spivak, informada por su lectura
crítica de Marx y el posestructuralismo, es profundamente escéptica sobre la
posibilidad de que el subalterno simplemente "circule" o "gane
el derecho" a transitar los círculos de poder dominantes manteniendo una
posición marginal. Para ella, la estructura misma de la dominación epistémica y
material impide una verdadera escucha. Su enfoque se centra en la
desestabilización de las estructuras de representación y en la exploración de
las posibilidades de resistencia desde los márgenes, sin caer en la ilusión de
una representación auténtica o una integración sin fisuras.
Resumimos aqui los puntos clave y las ideas centrales del
ensayo de Gayatri Chakravorty Spivak, "¿Puede hablar el subalterno?",
publicado en la Revista Colombiana de Antropología en 2003. El ensayo
original, escrito en inglés en 1985, es considerado un clásico dentro de la
teoría social contemporánea. Spivak, una figura influyente en los estudios
postcoloniales y la teoría crítica, aborda la compleja cuestión de la
representación y la posibilidad de que los grupos marginados y oprimidos, el
"subalterno", puedan expresarse y ser escuchados, particularmente en
el contexto del discurso occidental.
- Spivak
comienza situando su propia posición como académica, reconociendo su
propensión a romper barreras disciplinarias y su incómoda relación con
diversas escuelas de pensamiento (marxistas, feministas, teóricos
indígenas). Se siente "demasiado codificada" para los marxistas,
"demasiado identificada con lo masculino" para las feministas, y
"demasiado comprometida con la teoría occidental" para los
teóricos indígenas.
- Critica
las tendencias en la teoría occidental, particularmente en ciertos
enfoques posestructuralistas (como los de Deleuze y Foucault, aunque
reconoce su brillo), que, a pesar de problematizar al sujeto, terminan por
reafirmar un "Sujeto" occidental encubierto y sin
determinaciones geopolíticas.
- Cita:
"Parte de la crítica más radical que proviene hoy de Occidente es el
resultado de un deseo interesado en conservar al sujeto de Occidente, o al
Occidente como Sujeto." (p. 302)
- Argumenta
que la teoría de "sujetos-efectos" pluralizados, aunque aparenta
subvertir la soberanía subjetiva, a menudo sirve para proveer una cubierta
para este sujeto de conocimiento implícito.
- Señala
que esta crítica a menudo ignora la división internacional del trabajo y
el capitalismo global, enfocándose en la micrológica del poder y el deseo
dentro de los estados-nación centrales.
- Aunque
valora ciertos aspectos de su trabajo, Spivak critica su tendencia a
reintroducir un sujeto indivisible a través de conceptos totalizantes de
poder y deseo.
- En
particular, cuestiona la afirmación de que "los oprimidos pueden
conocer y hablar por sí mismos" sin considerar la mediación y la
imposibilidad de la representación directa.
- Cita:
"Esto reintroduce al sujeto constitutivo en al menos dos niveles: el
Sujeto de deseo y poder como una presuposición metodológica; y el
yo-próximo, si no auto-idéntico, sujeto de los oprimidos." (p. 315)
- Critica
su rechazo o minimización de la noción de ideología y representación
(tanto Vertretung - representación política - como Darstellung
- representación escénica/significación), que son cruciales para entender
cómo se constituyen los sujetos en formaciones estatales y sistemas de
economía política.
- Considera
que su enfoque micrológico del poder y el deseo, desvinculado de un
análisis macrológico de la explotación económica global, se hace posible
por un cierto nivel de explotación y tiende a universalizar una situación
específica del primer mundo.
- Spivak
se apoya en Marx para argumentar que el sujeto, incluso en el contexto de
la formación de clase, es "dividido y dislocado", no unificado
por un simple "instinto de clase" o una coincidencia de deseo e
interés.
- Utiliza
el análisis de Marx en El dieciocho brumario de Luis Bonaparte para
ilustrar la complejidad de la representación política (Vertretung),
donde la ausencia de un "nombre propio colectivo" artificial
para los pequeños propietarios campesinos es suplida por el patronímico
histórico (el Nombre del Padre), lo que lleva a una forma de
representación que no corresponde directamente a su interés de clase.
- Contrasta
esto con la representación económica (Darstellung), que se
relaciona con la escenificación o significación, ejemplificado en el
análisis de Marx sobre el valor de cambio de la mercancía.
- Argumenta
que una práctica radical debe atender a esta "doble sesión de
representaciones" en lugar de reintroducir al sujeto individual a
través de conceptos totalizantes.
- Aunque
Marx mismo practica un "antiguo subterfugio" al definir
implícitamente la familia y la lengua materna como niveles básicos de
organización "natural", su crítica del sujeto individual como
agente es más recuperable que la restauración clandestina del esencialismo
subjetivo en ciertas teorías posestructuralistas.
- Spivak
introduce el concepto de "violencia epistémica" para describir
cómo el colonialismo no solo impuso estructuras económicas y políticas,
sino también formas de conocimiento, narrativas y sujetos, obliterando o
marginando los sistemas de conocimiento nativos.
- Utiliza
la codificación británica de la ley hindú como un ejemplo clave. Argumenta
que los británicos impusieron una visión binaria y unitaria sobre un
sistema legal hindú previo, "internamente" incoherente y
polimorfo, que operaba en términos de cuatro textos y se definía por el
uso de la memoria del sujeto (sruti, smriti, sastra, vyavahara).
- Cita:
"Aquí, entonces, está un resumen esquemático de la violencia
epistémica de la codificación de la ley hindú. Si esto clarifica la noción
de violencia epistémica, mi discusión final sobre el sacrificio de viudas
puede ganar un significado adicional." (p. 318)
- La
educación colonial complementó esta violencia epistémica al establecer una
división entre los estudios sánscritos académicos (occidentalizados) y la
tradición nativa, marginando la práctica y el uso del sánscrito en la vida
diaria.
- Esta
violencia epistémica contribuye a la constitución del "Otro"
como la sombra del "Yo" europeo, haciendo difícil para los
intelectuales occidentales imaginar la clase de Poder y Deseo que
habitaría el sujeto innombrado del Otro.
- La
pregunta central del ensayo se vuelve particularmente problemática cuando
se considera la posibilidad de que la mujer subalterna pueda hablar.
Spivak argumenta que la mujer subalterna se encuentra "doblemente
excluida" del circuito de la violencia epistémica.
- Analiza
el debate y la abolición británica del ritual del Sati (la autoinmolación
de viudas) en la India como un caso paradigmático de la imposibilidad de
la mujer subalterna de hablar.
- Argumenta
que tanto el discurso británico (que abolió el Sati como un acto criminal
salvando a las mujeres de la barbarie nativa) como el discurso hindú (que,
en ciertas interpretaciones, veía el Sati como un acto de libre albedrío o
devoción de la viuda) operan dentro de marcos patriarcales que silencian a
la mujer subalterna.
Cita: "Entre patriarcado e imperialismo,
constitución del sujeto y formación del objeto, desaparece la figura de la
mujer, no dentro de una nada prístina, sino dentro de un violento ir y venir
que es la figuración desplazada de la “mujer del tercer mundo” atrapada entre
la tradición y la modernización." (p. 358)
- El
Sati se convirtió en un significante cargado para ambas partes: para los
británicos, representaba la barbarie nativa que justificaba su misión
civilizadora; para algunos hindúes, representaba la devoción y el
"valor" femenino. Sin embargo, la voz y la agencia real de la
mujer que se inmolaba o no, se perdían en estas narrativas.
- Spivak
examina las escrituras sagradas hindúes (Dharmasâstra y Rig-Veda) para
mostrar cómo el Sati fue interpretado y justificado (o no) doctrinalmente,
revelando la compleja y a menudo contradictoria construcción del sujeto
femenino dentro de estas tradiciones, donde el libre albedrío de la mujer
se ubica paradójicamente en su autoinmolación.
- La
etimología de la palabra "sati" (femenino de "sat",
que significa ser, Verdad, lo Bueno) como "buena esposa" resalta
la carga ideológica de la figura femenina, donde la "buena
esposa" ideal se identifica discursivamente con la autoinmolación.
- La
historia mítica de Sati (la diosa que se inmola por el ultraje a su
esposo) es analizada como una narrativa que invierte el ritual, pero que
aún así culmina en la fragmentación del cuerpo femenino y su inscripción
en la geografía sagrada, una transacción entre deidades masculinas que
sigue silenciando la agencia femenina.
- Spivak
argumenta que no se puede simplemente "permitir al otro(s) hablar por
sí mismo", ya que la posibilidad de hablar del subalterno está
atravesada por las estructuras de dominación y la violencia epistémica. La
idea de una "conciencia subalterna" pura, transparente o
auto-idéntica es, en sí misma, problemática.
- Critica
los intentos de algunos historiadores del Grupo de Estudios Subalternos de
la India de postular una "política del pueblo" autónoma y
vigorosa, argumentando que esto puede caer en una forma de esencialismo
inverso.
- En
el caso de la mujer subalterna, la tarea de recuperar un sujeto sexuado se
ve obstaculizada por una "textualidad institucional" patriarcal
e imperialista en su origen arcaico.
- La
tarea del intelectual no es ser un "testigo universal" o
"dar voz" al subalterno, sino más bien "medir
silencios" y articular las formaciones ideológicas y las condiciones
de posibilidad e imposibilidad para que el subalterno hable.
- Spivak
encuentra la morfología deconstructiva de Derrida más útil para esta tarea
que el compromiso más "político" de Foucault y Deleuze. La
deconstrucción, al marcar la catacresis en el origen y el peligro de la
apropiación por asimilación, ayuda a resistir la tentación de constituir
al Otro como marginal al etnocentrismo.
- La
tarea no es "permitir al otro(s) hablar por sí mismo" sino, como
sugiere Derrida, acudir a un "cuasi-otro", a "volver
delirante esa voz interior que es la voz del otro en nosotros",
reconociendo que el Otro siempre se resiste a una representación
transparente y total.
El ensayo de Spivak es una crítica compleja y matizada de
las formas en que el sujeto subalterno, particularmente la mujer subalterna, es
silenciado y representado dentro de los discursos de poder (occidental y
nativo), eludiendo una representación directa. A través del análisis de la
violencia epistémica del colonialismo y el caso específico del Sati, Spivak
demuestra la dificultad, si no imposibilidad, de que el subalterno hable y sea
escuchado en sus propios términos, instando a los intelectuales a ser conscientes
de su propia posición y de las estructuras que perpetúan este silenciamiento.